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sábado, 17 de octubre de 2015

Un matrimonio del Camino Neocatecumenal en Sínodo de Obispos sobre la Familia 2015

Un matrimonio del Camino Neocatecumenal, familia itinerante en misión en Holanda  con 12 hijos, en el Sínodo de Obispos sobre la Familia 2015: “No ha sido un peso vivir la apertura a la vida




Massimo y Patrizia Paloni saludan al Papa en el aula sinodal Durante el Sínodo de la Familia también están interviniendo familias como la formada por Massimo y Patrizia Paloni, romanos que actualmente son misioneros itinerantes del Camino Neocatecumenal en Holanda. Tienen doce hijos y han sido invitados como auditores por el Papa Francisco para que cuenten su experiencia como familia.

En su intervención en la Asamblea Sinodal resaltaron la belleza de la familia y de los hijos gracias a la apertura de la vida. Además, dieron gracias al beato Pablo VI por la encíclica Humanae Vitae, “con la que la Iglesia como madre y maestra me ha anunciado la verdad de la vida. A pesar de los combates de cada día puedo testimoniar que esta promesa se ha realizado en el matrimonio: una verdadera gracia”, dijo a los presentes Patrizia Paloni.

Además, esta madre agregó que “hoy me siento feliz y realizada como mujer, esposa y madre” y que “el mundo está esperando el testimonio de la familia cristiana y estamos convencidos de que la salvación de la humanidad pasa por la familia cristiana”.

A continuación les mostramos la intervención íntegra del matrimonio formado por Massimo y Patriza Paloni.

Palabras de Massimo

Somos Massimo y Patrizia Paloni, familia itinerante del Camino Neocatecumenal, en misión en Holanda, tenemos 12 hijos. Queremos agradecer de corazón al Santo Padre que nos haya invitado: esto nos permite dar gloria a Dios por las grandes obras que ha hecho en nuestra vida. Él ha permitido que recibiéramos la fe de nuestros padres y nos está ayudando a transmitirla a nuestros hijos, que es nuestra tarea fundamental.

Hemos experimentado, como afirma San Juan que “los mandamientos del Señor no son pesados” (1Jn 5,3).
Ha sido Dios, en efecto, quien ha obrado en nosotros, sosteniéndonos en nuestra debilidad y donándonos un corazón generoso, abierto a aceptar los hijos que nos ha regalado, y proveyendo cada día de nuestra vida: todo esto gratuita y gradualmente a través de un camino de iniciación cristiana.

El Camino promueve en las parroquias un itinerario de formación católica que lleva a las personas a alcanzar una estatura de fe adulta, a través del redescubrimiento de las inmensas gracias del Bautismo. En tal Camino, inspirado por la Virgen María, viene gestado el hombre nuevo, de modo que, a medida que crece el Bautismo, pierde fuerza el pecado original que obliga al hombre a vivir para sí mismo. Aparece el hombre celeste, capaz de amar y de abrirse a la vida y a la Iglesia.

Frente a la dramática crisis de la familia, es urgente introducir la iniciación cristiana, para llegar gradualmente a vivir la radicalidad del Evangelio que atrae a los alejados a la Iglesia.

Palabras de Patrizia

Desde el tiempo del noviazgo, el conocimiento del Magisterio de la Iglesia fue para mí una promesa que me llenó de alegría, porque podía adherirme a la voluntad de Dios eligiendo libremente para la vida. Junto a muchísimas familias quiero expresar mi profunda gratitud al beato Pablo VI por la encíclica Humanae Vitae, con la que la Iglesia como madre y maestra me ha anunciado la verdad de la vida. A pesar de los combates de cada día puedo testimoniar que esta promesa se ha realizado en el matrimonio: una verdadera gracia. No ha sido un peso vivir la fidelidad conyugal y la apertura a la vida, acogiendo todos los hijos que Dios nos quería dar, y he experimentado que la paternidad responsable no es decidir el número de hijos, sino más bien ser consciente de la grandeza de la vocación de colaborar con Dios en la creación de hijos para la eternidad, hijos que den gloria a Dios. Hoy me siento feliz y realizada como mujer, esposa y madre.

La gratitud por cuanto hemos recibido nos ha llevado a dejar Roma y partir a Holanda, donde desde hace once años, junto a otras familias en misión, servimos a la Iglesia local anunciando el Evangelio entre las “periferias existenciales” de Europa a tantas familias que no han tenido como nosotros la gracia de recibirlo.

Cada día, en torno a nosotros, vemos mucho sufrimiento, separaciones, abortos, personas solas sin esperanza. El mundo está esperando el testimonio de la familia cristiana y estamos convencidos de que la salvación de la humanidad pasa por la familia cristiana. Si las familias fuesen ayudadas a reconocer la verdad de la Humanae Vitae responderíamos a la crisis de la familia, porque como hemos experimentado: ¡la comunidad cristiana salva a la familia y la familia salva a la Iglesia! Gracias.

Fuente: CaminoNeocatecumenal

Sábado 17/10/2015

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