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miércoles, 22 de enero de 2020

9 hijos y 9 años como familia misionera del Camino Neocatecumenal en Serbia

Esta familia malagueña lleva nueve años como misionera
 del Camino Neocatecumenal en Serbia, país de mayoría 
ortodoxa y que ha vivido  décadas de comunismo y brutales guerras.


El 24 de julio 2019, a las 19.30 horas, ocho hermanos de una familia del Camino Neocatecumenal, de misión en Serbia desde hace nueve años, recibieron el sacramento de la Confirmación. Son José ( de 18 años), Laura (de 17), Sonia (14), Alberto (13), Tomás (11), Isabel (10), Daniel (9) y Maria Magdalena (7) de Oliva Pérez, hijos de Alberto y Sonia. Junto a ellos, se confirmó también una prima, Sofía de Oliva, hija de Isaac e Noemí. Como explica el párroco, Lorenzo Fernández Riaño, SCJ, reciben el sacramento de la confirmación tras prepararse para ello en los últimos meses. Diocesismalaga.es ha podido conversar con ellos.

- ¿Desde cuándo vivís en misión en Serbia?

- Fuimos enviados por el Obispo de Málaga, D. Jesús Catalá, en 2010. Llevamos, pues, nueve años. Cinco en una ciudad pequeñita de montaña que se llama Užice y los últimos 4, a petición del Arzobispo de la diócesis de Belgrado Stanislav Hočevar, en la capital, Belgrado.

- ¿Qué hace una familia como la vuestra en ese país? 

- Somos una familia misionera, que como tantas que hay en el mundo, portamos una luz que da sentido a la vida de los hombres y que los conduce al cielo, a la vida eterna. Esta luz es Cristo resucitado de la muerte, el misterio Pascual, fundamento de nuestro matrimonio y cuyo fruto son nuestros 9 hijos.

Todo gracia de Dios: la familia cristiana, la comunión, el perdón de los pecados... Serbia es un país que ha quedado devastado, no por la guerra (que también), sino por el comunismo. Una sociedad desestructurada. El demonio ha destruido la familia. ¿Cómo? Atacando a la mujer. Destruye la fábrica de la vida y acabas con la familia y con la sociedad. Allí el aborto es una pandemia. Conocemos mujeres que han abortado hasta 20 veces. Imagínate.

- ¿En qué consiste vuestra aportación?

- San Juan Pablo II y su sucesores siempre han hablado de la Nueva Evangelización. Nosotros somos un pequeña parte de esto. Sólo nuestra presencia, a semejanza de la Sagrada Familia de Nazaret, es portadora de esta luz que tiene el poder de cambiar la vida de los hombres, que como nosotros, hemos estado bajo la esclavitud del demonio y hemos sido salvados. Hace un mes y medio mi mujer sufrió una trombo embolia pulmonar y estuvo 17 días ingresada en un hospital de Serbia. En esta historia de sufrimiento hemos sentido de nuevo que el Señor nos confirmaba la llamada a estar allí. Principalmente a mi esposa que, sostenida por la oración, la de los hermanos, y consolada por el Espíritu Santo en Pentecostés ha estado sola en el hospital ya que sólo podíamos entrar para estar con ella una horita al día. Ha sido una luz. Los médicos nos dijeron que lo que más les había sorprendido era que ella, una señora de occidente, española, hubiese estado allí, callada, sin quejarse de nada, sin exigir nada.

- ¿Qué significa este sacramento de la Confirmación para vuestra familia? ¿Cómo lo estáis viviendo?

- Primero muy agradecidos de que D. Jesús haya querido venir a presidir la Eucaristía, pero sobre todo muy contentos de que nuestros hijos puedan recibirlo. Por diversos motivos ninguno de ellos había podido recibirlo. Dice el profeta Isaias: "El Espíritu del Señor está sobre mí, porque el Señor me ha ungido. Me ha enviado para dar la buena noticia a los pobres, para curar los corazones desgarrado...". Por el bautismo hemos sido ungidos y enviados. Nosotros y especialmente nuestros hijos viven esta realidad de enviados, este apostolado y para ellos es una cruz, porque están solos, sin sus amigos, sin su familia, en un país extranjero, donde tantas veces experimentamos lo que es vivir como inmigrantes, como los últimos.

- ¿Cuándo volvéis a la misión?

- El día 28 de agosto volvemos a la misión (si Dios lo permite, por la enfermedad de Sonia). Para todos nosotros cada vuelta a la misión es un pequeño Getsemani, porque es entrar en la cruz. Estamos seguros de que ser ungidos de nuevo va a ser una gracia especial para nuestros hijos y para nosotros, para entrar en la voluntad de Dios. Lo viviremos en la esperanza de que Dios les confirme, por medio del Espíritu Santo, que no hay otro lugar mejor donde gastar sus vidas que en la Evangelización. Rezad por nosotros.

Fuente: ReligionEnLibertad 01/08/2019 / or



Los asturianos Doni y Mari Cruz relatan su experiencia como misioneros en Túnez, matrimonio misionero entre 300 mezquitas

Domnino Martínez y Mari Cruz, matrimonio asturiano 
misionero en Túnez, con su hijo David, sacerdote en Costa de Marfil 

La «evangelización de la tortilla de patata»: así vive este matrimonio misionero entre 300 mezquitas

Durante el Mes Extraordinario Misionero 2019, que se celebro en octubre 2019 se han podido conocer las historias de numerosos católicos, ya sean sacerdotes, religiosas o laicos, que han dejado todo para anunciar el Evangelio en cualquier rincón del mundo.

España cuenta con 11.000 misioneros repartidos en 130 países y en la isla de Yerba, en Túnez, es donde se encuentran Domnino Martínez y su esposa Mari Cruz Gutíerrez, un matrimonio asturiano del Camino Neocatecumenal que tras haberse dedicado durante más de 30 años a la enseñanza por todo el Principado decidió responder a la llamada misionera siendo enviados entre una abrumadora mayoría de musulmanes.

Una iglesia entre 300 mezquitas

Domnino, Doni como es conocido, y Mari Cruz no son los únicos misioneros de su familia, pues su hijo David es sacerdote en Costa Marfil, país en el que se ordenó en 2014 y donde está en estos momentos.

Este matrimonio compareció recientemente junto a otros dos misioneros y el arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes, para hablar de la labor de los misioneros. En su intervención, Domnino explicó que la parroquia a la que sirven en Túnez era una iglesia que el gobierno había convertido en un gimnasio y luego en una biblioteca antes de abandonarla.

Esta pequeña iglesia, único foco católico de la zona, está rodeada por 300 mezquitas. Y es precisamente en este ambiente en el que se encuentran en esta misión ad gentes junto a un sacerdote, dos familias más, una de Chile y otra española, y dos mujeres provenientes del Líbano y de Francia.

"Hemos abierto las puertas de la iglesia"

“¿Qué hacemos allí? Recuerdo cuando don Jesús Sanz nos dijo en el envío no nos preocupáramos, qué lo que teníamos que hacer era estar. Hemos obedecido y estamos, hemos abierto las puertas de la iglesia, físicamente, y esto también sirve pues la gente se cuestiona”, explicaba a los presentes.


Domninio insistió en la importancia de “abrir las puertas” de la iglesia, ya que “no importa el idioma y lo relevante es lo que se hace. Además, explicó la importante labor interreligiosa puesto que además de la mayoría musulmana en esta isla cerca de Libia hay también una considerable comunidad judía. “Intentamos tender puentes con la comunidad judía y musulmana”, afirmaba el misionero.

"Evangelizando allí donde esté"

Poco a poco se empiezan también a ver frutos concretos. En esta iglesia de Yerba bautizaron recientemente a una niña de nueve años de padre musulmán y madre católica. Por ello, cree que hay que “seguir evangelizando allí donde se esté”.

Este matrimonio lleva no más de tres años en Túnez. Sobre partir a la misión ya siendo mayores y con los hijos criados afirman que ha sido “una aventura y un cambio importante, fruto de lo que llevamos viviendo muchos años. Empezamos muy jóvenes con las catequesis del Camino Neocatecumenal y desde entonces se ha ido formando esa vocación. Los años de Camino te van descubriendo el bautismo y que todos somos misioneros. Es más fácil dar testimonio en Túnez que aquí, en el colegio donde trabajaba o con los vecinos. Nuestra misión es evangelizar y posiblemente muchos lo tengan más difícil que yo”.

Evangelizar con la tortilla de patata

En una entrevista publicada en la Archidiócesis de Oviedo, Mari Cruz recuerda que “cuando llegamos nos encontramos con una iglesia que estaba prácticamente cerrada y lo que hemos hecho es abrir la puerta a todo el mundo e invitarles a entrar: sin importar la religión, si son creyentes o no, y eso es lo que ha llamado la atención”. Debido a la revolución que se produjo años atrás  se habían quitado la cruz y la campana de la iglesia y el Estado se había apropiado del templo.

Esta misionera perteneciente a la parroquia oventese del Corazón de María afirma que “hacemos la evangelización que yo llamo de la ‘tortilla de patata’: invitamos a la gente a casa, le damos nuestra experiencia de Jesucristo, les contamos cómo nos ayuda en nuestra vida, en nuestro matrimonio. Eso hace que la gente también se abra a nosotros, nos cuenten sus heridas. También con los matrimonios mixtos de musulmanes y europeos que son francamente difíciles. Oficialmente quien se casa con una persona musulmana debe renunciar a su religión y cuando han visto la posibilidad de poder volver a entrar en la Iglesia, sin por supuesto juzgarles, lloran de alegría de sentirse acogidos por el Señor”.

La alegría que viene del Señor

Domnino señala también que “la gente se va acercando cada día más. Lo primero que te dicen es ‘¿puedo pasar?’ y la respuesta siempre es: ‘estás en tu casa, adelante’. A muchas de ellas tenemos que explicarles los símbolos y te cuentan que aunque son de Yerba nunca habían entrado porque tenían cierto reparo”.

Además, reconoce que ni son valientes ni es una cuestión de valentía. “Yo soy muy cobarde, pero si es una misión a la que el Señor te llama entonces no tengas miedo como decía San Juan Pablo II”. Y Mari Cruz afirma que Dios les precede y “nos da una alegría que no viene de nosotros sino de saber que estamos haciendo su voluntad para estar, escuchar, acoger. No tenemos grandes pretensiones, sólo hacer presente el amor de Dios que ama a todos los hombres y sana su corazón”.

Fuente: ReligionEnLibertad 29/10/2019 / or


 



miércoles, 6 de marzo de 2019

Graziella y Misael familia numerosa del camino neocatecumenal en misión ad gentes en Letonia con 9 hijos


Con motivo de la fiesta organizada en Roma el 5 de mayo 2018 para celebrar el 50 aniversario del Camino Neocatecumenal junto con el Santo Padre  , tuve la oportunidad de conocer a una familia en una misión en Riga: la  madre Graziella, el padre Misael y sus 9 hijos.
El año pasado fueron enviados  a evangelizar en  Letonia , lo dejaron todo: hogar, trabajo, parientes, amigos, certezas, por amor a Cristo, por gratitud a la Iglesia.

La "missio ad gentes", un instrumento precioso que el Camino ofrece a los obispos, consiste en enviar a las familias dispuestas a irse y anunciar el Evangelio en las áreas más  cristianizadas de Europa y el mundo. Actualmente 1668 familias , con aproximadamente 6,000 niños, operan en 108 países; de estos 216 "missio ad gentes" (en Europa, 134, en Asia 46, en América 18, África 9, en Oceanía 8 y 1 en Oriente Medio) ( Vatican News ).

Reunirme con ellos en el estacionamiento de la iglesia con su minibús, las puertas abiertas y los niños más pequeños que se aferran para jugar, me impulsó a pedirle a la pareja casada que nos contara su historia.


Graziella, ¿cómo se conocieron?

Nos conocimos en California, estudiamos inglés juntos con la universidad. Comencé a frecuentar el Camino y luego invité a Misael a escuchar la catequesis. Así que solo éramos amigos, seis meses después nos juntamos. La primera gran victoria de Jesucristo fue que tuvimos una relación casta.  Antes de entrar al Camino  , era ateo, odiaba a la  Iglesia Católica , había crecido en la Ciudad de México con la ideología comunista porque la mayoría de mis profesores lo eran. No quería casarme, pensaba que el matrimonio era algo ridículo y nunca habría pensado en tener hijos. Todo cambió cuando conocí el Camino.  Recuerdo que al principio de nuestra historia le conté a Misael: "Quiero un niño que siga a Jesucristo, de lo contrario no funcionará" . Después de dos años nos casamos: la segunda victoria de Jesucristo.

¿Misael pero ya eras creyente cuando te conociste?

Antes de entrar en el Camino  , era homosexual , cuando comencé a escuchar la catequesis todavía estaba viviendo con un hombre, pero gracias al anuncio de la Palabra, cambié mi vida y cerré esta relación. Escuché estas palabras que me conmovieron por dentro:  Hagas lo que hagas, Dios te ama" . Dios me dio la vida porque antes estaba muerto. Dios me ha dado dignidad.  Nunca había abierto la Biblia, nunca había entendido nada y, en lugar de ello, inexplicablemente, comencé a leerlo, a leerlo y a entenderlo, y todo cambió. Probé la Biblia y entendí lo buena que era. Soy de El Salvador,  había recibido los sacramentos pero estaba fuera de la Iglesia.Experimenté la guerra civil en mi país, perdí toda mi infancia porque había guerra, no viví una buena vida. Fui confirmado por Msgr. Romero  que me acercó a la fe y que ahora será santo.

Graziella, ¿elegiste inmediatamente abrirte a la vida?

Cuando entré en el camino entendí que sería bueno estar abierto a la vida: las mujeres fuimos creadas para esto. Es difícil para mí cuidar a mis hijos porque  sufro de  fibromialgia , y el hecho de que a pesar de todo tenga éxito es un milagro. En 2014 estuve un año en la cama. El milagro es que Dios me ha curado y ahora estoy un poco mejor. Comencé a enfermarme en 2009, y en esemomento  el médico me dijo que mi problema era que yo era demasiados niños.  Sufrí porque estaba tan convencido de que la enfermedad dependía de mis hijos y me sentía muy culpable por esto. En 2011 nos ofrecimos como familia para salir en una misión, y el año pasado nos enviaron a Riga en Letonia. Allí encontré un médico que me explicó que Mi enfermedad no dependía de los embarazos , porque la mujer está diseñada para tener hijos: encontré paz en mi corazón. Mi último hijo nació en Riga y esta es otra victoria de Jesucristo: todos me creyeron locos porque estaba enfermo y seguimos con mi esposo para estar abiertos a la vida. En dificultades y sufrimientos, recé el rosario y ofrecí mi enfermedad por la fe : Dios me eligió para compartir su pasión en mi dolor. Creo que vale la pena sufrir por el amor de la Iglesia, por los sacerdotes. Dado que estamos en una misión, mi esposo me ayuda más porque finalmente ha comprendido la naturaleza y los problemas de mi enfermedad que inicialmente pueden parecer a los que están cerca de usted solo un problema psicológico. Ahora estoy en paz, sé que el dolor va y viene, pero  el tiempo de mi sufrimiento no se desperdicia : se lo ofrezco a Jesús.

Ahora que estás en una misión, ¿cómo te las arreglas para continuar con 9 niños?

Tenemos nueve hijos, Misael, Anna Maria, Rachel, Sebastian, Felipe de Jesús, Michelangelo, Barbara, Bernadette, Josè Alberto (4 meses), pero  no nos perdemos nada, Dios nos da fuerzas . Cuando estoy enferma y estoy en cama, mis hijos saben qué hacer, son independientes. Estoy muy feliz de vivir en Riga a pesar del clima frío. Cada día es un milagro. Nuestra comunidad nos ayuda mucho y también a Caritas y los lugareños: nos traen comida, nos dan ropa ... El régimen socialista los ha hecho sufrir mucho, tienen pocos hijos, pero cuando se encuentran con nosotros y ven las tropas de nuestros hijos. Ellos sonríen y son felices. 

Cuando no tenemos nada que comer, abro el Evangelio y ese es nuestro verdadero pan del día,  con la certeza de que después de eso seguramente vendrá algo para comer.Y siempre es así, porque el Señor siempre provee. Estamos felices de haber venido todos juntos en Roma, mi esposo manejó por 3 días y dormimos en el auto, pero estamos muy agradecidos y felices.

¿Hay algo que quieras decir a quienes leerán tu testimonio?

No tengas miedo de seguir a Jesucristo, Él te proveerá. Te dará fuerza, fe, la dignidad de ser humano.
Fuente: Aleteia / or

9 hijos y 9 años como familia misionera del Camino Neocatecumenal en Serbia

  Esta familia malagueña lleva nueve años como misionera  del Camino Neocatecumenal en Serbia, país de mayoría  ortodoxa y que ha vi...