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viernes, 14 de agosto de 2015

Los inicios del Camino Neocatecumenal

Los inicios del 

Camino Neocatecumenal

Kiko con los primeros compañeros 
de Palomeras Altas, Domingo y Manolo

El Camino Neocatecumenal es una de la realidades apostólicas más fértiles de la Iglesia. Desde su "puesta en marcha" allá por el año 1964, se ha extendido rápidamente  por todo el mundo, impulsado por el Espíritu. Este hecho ha sido reconocido por la iglesia, con una carta de Juan Pablo II, en la que entre otras cosas dice: "...reconozco el Camino Neocatecumenal como un itinerario de formación católica, válida para la sociedad y para los tiempos de hoy."


    Eran los años de la primavera de Juan XXIII, y Pablo VI, del aire fresco en la Iglesia, de la eclosión del concilio Vaticano II, del cambio del agiornamento y la ilusión. No puede olvidarse esta coyuntura en el nacimiento de las primeras Comunidades Neocatecumenales, que surgieron en le suburbio madrileño de Palomeras Altas, entre los más pobres, gitanos y "quincalleros".

 Kiko Argüello, era un joven pintor, en algún momento, arrollado también por el ateísmo y el existencialismo, después profesor de la Escuela de Cursillos de Cristiandad, también buscó su futuro en el monasterio Jerónimo del Parral, en Segovia, alumno luego del Instituto de pastoral, donde hacía su experiencia en el seguimiento de Jesús .     En una barraca de latas y cartones como aquellos "quinquis", con la Biblia y la guitarra, empezaba su "aventura".Enseguida le llamaban "el discípulo de Jesús", acudían a conversar, discutir, consultar sus tremendos problemas humanos y, con sorpresa del mismo Kiko, a dejarse interpelar por la Palabra de Dios, lo único que podía ofrecerles, juntamente con su experiencia del encuentro vivencial con Dios. Así fue el comienzo, de los más extraño y sencillo a la vez.

Exterior y detalles del interior de la barraca de Kiko.

     Carmen Hernández se preparaba para marchar a países del Tercer Mundo, con su congregación religiosa, pero al conocer la actividad de Kiko en las barracas descubrió su camino. Dejó su profesión de química, su familia más que acomodada, su vida religiosa en las seguridad y escogió la vida de los más pobres. Así pues, Kiko y Carmen, fueron llamados por el Señor a vivir su cristianismo en medio de los pobres, compartiendo existencialmente la vida de aquellos que, en su miseria, soportan las consecuencias del pecado de nuestra sociedad, y de este modo se encontraron requeridos por las mismas personas con las que convivían, para que les anunciasen el Evangelio de nuestro Señor Jesucristo.      Algunos de aquellos comenzaban también a cambiar su forma de ser y podía reunirse el primer grupo en la barraca del pintor y luego también en la Iglesia, para celebrar la Eucaristía sin la presencia de los feligreses habituales, los cuales ni aceptaban a los "quinquis" ni entendían nada de lo que estaba pasando. Entre aquellas gentes se producía la comunión: comenzaba a entenderse, a quererse, a vivir el cristianismo. La palabra, que nacía en precariedad, comenzó a concretarse en una "catequesis", es decir un "kerigma" que en la medida en que descendía sobre aquellas gentes, realizaba el nacimiento de una nueva realidad: la "koinonía".

Mons. Casimiro Morcillo en la barraca de Kiko cantando Laudes

    No sin oposición al principio y consciente luego de la realidad, monseñor Morcillo, arzobispo de Madrid, visitaba aquella comunidad infundiendo aliento. Desde las chabolas al elegante barrio de Argüelles, de allí a Zamora, en la parroquia de San Frontis, después Barcelona, Roma, toda Italia, París, Hispanoamérica, Norteamérica, Europa, también en el Este, China, Japón, y bastantes países de Africa. En todos los sitios la misma constante, hombres, mujeres, jóvenes, ancianos, que se abren a la acción salvadora de Jesucristo resucitado, creándose entre ellos la comunión, permaneciendo unidos.      Y todo lo que hemos comentado, ¿cómo puede darse?, muy simple, el Espíritu del Señor se ha derramado abundantemente sobre su Iglesia.

     Las tres etapas fundamentales de la vida cristiana se corresponden con las tres fases que comprende el Camino Neocatecumenal: humildad (precatecumenado), simplicidad (catecumenado postbautismal) y alabanza (elección y renovación de las promesas bautismales).      La primera finalidad del Neocatecumenado es la formación de la comunidad, y ésta nace en el seno de la parroquia, después de un tiempo de catequesis, en las que se anuncia el "Kerigma". una vez formada la comunidad, esta comienza a caminar en la segunda fase: el precatecumenado. Este es un periodo de "Kénosis" en el cual los hermanos verifican su fe caminando junto a otras personas. Durante este tiempo la comunidad experimenta la potencia de Cristo, que les lleva a ponerlo como centro de su vida.
Mons. Morcillo, Carmen y Kiko, visitando las barracas de Palomeras Altas

     Pasado un tiempo, los catequistas preparan el escrutinio que dará paso definitivo al Catecumenado. Después los catecúmenos son iniciados por los catequistas en la oración individual y cotidiana con los salmos. Luego, mediante la "Traditio" y la "Redditio Symboly" descubren que el bautismo que un día se  les dio en la iglesia, los convierte en enviados, dando testimonio de su fe en su ambiente cotidiano, anunciando el Evangelio por las casas, trabajando en la pastoral de la parroquia, etc. En este momento del Camino las familias se hacen responsables de transmitir la fe a sus hijos, mediante celebraciones domésticas.      La tercera fase es la Elección y la Renovación de las Promesas Bautismales.

     La familia de Nazaret es la imagen de las Comunidades Neocatecumenales. La comunidad en la cual Cristo se hace presente, vive en humildad, sencillez y alabanza, como la Sagrada Familia de Nazaret.  

Experiencia de Kiko Argüello

Ante esta situación viví una gran sorpresa. ¿Sabéis lo vi allí, en aquella gente? No vi lo que dice Nietzsche, que Dios puede o no puede, yo vi en ellos a Cristo Crucificado. Vi a Cristo en Berta, en aquella otra mujer que tenía el Parkinson, en aquel otro. Vi un misterio: el misterio de la Cruz de Cristo.

Juan Pablo II y Kiko Argüello.

Charles de Foucauld me dio la formula: vivir en silencio al igual que Jesús en Nazaret; en contemplación, a los pies de Jesucristo crucificado entre aquella gente. Conocí a un asistente social y me enseñó una zona de Palomeras Altas donde había quedado libre una barraca de tablas, que servía de refugio de perros, y me dijo: "métete allí y no te preocupes". Y allí ha nacido pues, un poco todo.(Extracto de la experiencia de Kiko en la Convivencia de Nueva York).

Porto San Giorgio.

Poco a poco se acercaban y preguntaban: ¿quién es ese que está ahí con la barba y la guitarra? Para unos era uno que había hecho una promesa, para otros era una especie de protestante, porque iba siempre con la Biblia. Los gitanos venían por la guitarra... No sabían quien era y esto les interrogaba a todos.En las barracas de Palomeras conocía entonces a Carmen Hernández, doctora en Químicas y licenciada en Teología que, gracias al liturgista Pedro Farnés Scherer, estaba en contacto con el corazón de la renovación litúrgica del Concilio Vaticano II y la centralidad del misterio pascual....Forzados por el ambiente de los pobres, el Señor nos hizo encontrar una forma de predicación, una síntesis kerigmática que fue acogida por aquellos hermanos y que creó una "koinonía", una comunidad cristiana. Así nació la primera comunidad entre los pobres (gitanos, analfabetos, mendigos, quinquis, hombres que habían estado en la cárcel, prostitutas, etc.). Esta comunidad, donde se visibilizaba el amor de Cristo crucificado, llegó a ser un signo y gracias al entonces Arzobispo de Madrid, Mons. Casimiro Morcillo, se pudo llevar a las parroquias de Madrid, a Roma y a otras naciones. En las barracas descubrimos el trípode sobre el que más tarde se basaría el Camino Neocatecumenal: Palabra, Liturgia y Comunidad. (Extracto de la experiencia de Kiko en la Convivencia de Nueva York)


...Lo que quería decir es que Kiko, el Siervo de Yahveh lo tenía muy enraizado, pero allí lo que ya lo llevé en bandeja, y no por mí -no es mío-, fue el Concilio Vaticano II, la Pascua y la Resurrección de los muertos. El primer canto que hizo en las barracas fue el "Siervo de Yahveh"; hasta que llegó al "Resucitó" fueron dos años de lucha y pelea que tuvimos, hasta que entró en el dinamismo de la Pascua. Y la Pascua ni me la he inventado yo, ni tampoco Farnés, sino que ha sido la labor inmensa de todo el Movimiento Litúrgico y todo el Movimiento Bíblico, que ha fermentado en el Concilio y que se ha puesto en marcha en el Concilio. Yo siempre estaba con Kiko, pero no me fiaba de él un pelo. Sólo me convenció el día en que llegó allí el arzobispo de Madrid, Mons. Morcillo, que fue otro milagro que sería interesante contarlo. Entonces comencé a colaborar con Kiko fiándome más de él cuando vi a la Iglesia. Mons. Morcillo fue un verdadero don de Dios. Él nos mandó ir a las parroquias...
(Experiencia de Carmen en la Convivencia de Nueva York)

Fuente: mscperu . org
Publicado: Caracas Venezuela
Viernes 14/08/2015 10:22am




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