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lunes, 19 de noviembre de 2018

«La misión nos ha regalado volver a ser una familia» Camino Neocatecumenal

La familia, en la iglesia, el día de Pentecostes, 
en la Primera Comunión de la séptima hija - ABC


Decenas de familias se suman a los más de 100 misioneros que Castilla y León tiene por el mundo

Miguel Garrido se embarcó en su primera misión recién cumplida la mayoría de edad. Recuerda que los seis meses iniciales que pasó en Ecuador fueron «un infierno». «Yo era un burgalés burgués, cómodo, y para mí fue muy impresionante descubrir la realidad que vivían allí», recuerda. Eran principios de los noventa. Su adolescencia en Burgos no había sido fácil -pandillas, problemas de alcohol y drogas…-, pero eran tales las condiciones de vida que veía y sufría en parte cada día al otro lado del océano que su mentalidad «tonta» le hizo pensar que «Dios me debía algo por haberme ofrecido voluntario». «El Señor me limpió», el tiempo le fue «curando» y Ecuador le regaló una esposa y ocho hijos, hoy de edades comprendidas entre los 19 y los seis años.
El pasado 27 de enero, Miguel, su esposa Barsovia y sus ocho hijos se embarcaban en una nueva misión, lejos de su Burgos natal, pero aún más de la que era su residencia, la ciudad ecuatoriana de Guayaquil. En Montenegro, su nuevo destino, dice Miguel que su objetivo es básicamente «dar gratis lo que hemos recibido gratis». «Nosotros lo hemos recibido todo de la Iglesia. Cuando hemos tenido la vida resuelta y lo que necesitábamos para vivir, el Señor se fijó en nosotros y nos ha traído aquí por sorteo», relata al otro lado de la línea telefónica.
Miguel y Barsovia no son únicos. La presencia de los laicos en los territorios de misión va en aumento. Entre 2012 y 2015, la proporción de jóvenes, familias y matrimonios jubilados que optaron por ser misioneros aumentó un 3,3 por ciento en España. Así, de los 12.000 misioneros que tiene nuestro país distribuidos en distintos puntos del planeta -más de un centenar procedentes de Castilla y León-, alrededor de 800 son laicos y de ellos, más de un centenar son matrimonios, según los datos que manejan Obras Misionales Pontificias (OMP). En concreto, el Camino Neocatecumenal es la institución que más misioneros laicos envía, aunque no tienen números concretos, porque muchos de ellos no dan sus datos.

De Ecuador a Montenegro

Si a Miguel le supuso un cambio «radical» su llegada a Ecuador, tanto o más le está resultando su «aterrizaje» en Montenegro, especialmente a su esposa. «Sobre todo es la cultura y el idioma, que es muy difícil», responde ella. En estos casi diez meses que llevan, la familia entera ha estado inmersa en conocer la nueva lengua y ayudar en la parroquia. Cuenta Miguel que hace 30 años que ésta no cuenta con un párroco propio: «Muchos se desilusionaron de la Iglesia o se casaron con ortodoxos o ateos y dejaron de acudir. Un día me dijo el arzobispo que yo estaba allí para que mis hijos animen a los hijos de los antiguos católicos a volver a la Iglesia y así atraer a más familias», señala.
Añade este burgalés que la «dureza» de su destino no viene del día a día, sino de «revelarnos contra lo que el Señor nos da». Por ello cree que la misión, ante todo, ha traído «mucha alegría» a su familia. «En Guayaquil, entre el trabajo y el tiempo que dedicábamos a la evangelización en la provincia, los chicos que tenemos ya adolescentes comenzaban a dispersarse, que si amigos, redes sociales…», señala. «El primer regalo que hemos tenido de la misión -añade Miguel- es que el Señor nos ha regalado volver a ser una familia. Estar todos juntos, disfrutar los unos de los otros y reírnos más que nunca. ¡Y eso que los chicos han tenido que enfrentarse a un idioma nuevo para poder seguir sus estudios!». Apostilla que sus condiciones de vida son más precarias que las que tenían en América, ya que ahora trabaja por obra para una empresa en Ecuador. Con todo, animaría a más familias a embarcarse en la misión, a tener esa «relación íntima con Dios». Dice que no son pocas las familias que se han lanzado a esta «aventura» desde su Burgos natal, Salamanca o Zamora, pero considera que hacen falta más porque «la misa es grande y los obreros pocos».
Fuente: ABC Castilla y Leon 22/10/2018 / or

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