Padre Mario Pezzi recibió la Ordenación Sacerdotal el 18 de
marzo de 1969, en el ‘Istituto Maschile Missionari Comboniani del Cuore di
Gesù’. Por ello al Camino Neocatecumenal se le acumulan las efemérides…Si el
pasado 2018 celebró con el Papa Francisco
sus 50 años, en este 2019 se han juntado el 80 cumpleaños de uno de
sus fundadores, Kiko Argüello, el 50 Aniversario del inicio del Camino en
Portugal, y las Bodas de Oro sacerdotales del queridísimo padre Mario.
Acompañando
a los fundadores del Camino Neocatecumenal, Kiko Argüello y Carmen Hernández,
desde principios de los 70, el padre Mario Pezzi forma parte del equipo
Responsable Internacional del Camino Neocatecumenal desde la promulgación de
sus estatutos en 2002, en el que reciente y providencialmente se ha integrado
Maria Ascensión Romero tras el paso al Padre de Carmen, acontecimiento
histórico que demuestra que los estatutos elaborados por cinco dicasterios de
la Iglesia Católica no son letra muerta.
La
poca información de la que se dispone el padre Mario Pezzi, a quien siempre ha
caracterizado en público la más dulce de las discreciones posible, a buen
seguro que irá siendo poco a poco conocida, dada la importancia del servicio
prestado por él al Camino Neocatecumenal, a la Iglesia Católica en definitiva.
Estas Bodas de Oro son un momento idóneo para que le sea otorgado por alguna
universidad un doctorado Honoris causa,
título que en tres ocasiones ha recibido Kiko Argüello y una Carmen Hernández.
Para muchos estas Bodas de Oro van a ser muy celebradas en el Camino y en la
Iglesia.
Como
también se recoge en la mencionada web, el Padre Mario Pezzi realiza cada año
un trabajo de compaginación de textos del Magisterio de la Iglesia y de su
Tradición para ayudar a los catequistas y a los hermanos del Camino
Neocatecumenal. Nacido en Gottolengo el 19 de setiembre de 1942, recibió la
llamada del Señor al sacerdocio muy jovencito, y entró en el seminario a los 10
años. Ya en 2002 expresó su experiencia personal de vinculación a esta realidad
eclesial del Camino Neocatecumenal, sin planificación previa alguna, como casi
todo lo relacionado con esta realidad eclesial. Además señaló que él no era
fundador. El texto, publicado por Desclée de Brouwer dice así:
Roma,
28 de junio de 2002
INTERVENCIÓN DEL PADRE MARIO PEZZI:
Estoy
muy contento y agradecido al Señor, le doy gracias por este día, por este
reconocimiento.
También
yo tengo una historia. Todavía recuerdo cuando de pequeño escuchaba en la radio
al Papa Pío XII que en sus discursos de Navidad hablaba de una cercana
primavera de la Iglesia. Era pequeño pero esta frase me impresionó. Luego pude
seguir el desarrollo del Concilio Vaticano II en mi tiempo de Noviciado, y aquí
en Roma he podido conocer en el estudio de la Teología en la Pontificia
Universidad Urbaniana el espíritu de la renovación del Concilio.
Antes
de ser ordenado y de conocer a Kiko y Carmen, he vivido una tribulaciòn
interior: eran los años 1968 y 69, veía que existía como una separación entre
el presbítero y el pueblo de Dios, un lenguaje que la gente no entendía, una
liturgia que incidía poco en la vida de las personas, un divorcio entre fe y
vida – tenía un pariente que por motivos de herencia durante 40 años no había
entrado en casa, no había vuelto a saludar a su madre y esto a causa de una
herencia, por motivos de dinero, y sin embargo iba a misa todos los domingos:
este y otros hechos parecidos me interrogaban, y buscaba respuestas que el
Concilio habia dado, pero me preguntaba cómo se podrían realizar.
En
esta tribulaciòn interior, ha sido providencial para mí, mi director espiritual
que me dijo: “No des ningún paso hasta que Dios no te manifieste su voluntad.
Cuando te la manifieste lo hará con claridad y con paz”. Viví durante 6 años
esta tribulaciòn interior, acepté ser ordenado presbítero porque estaba seguro
de la vocación pero no sabía cómo desarrollar mi apostolado. Seis meses después
de ser ordenado, conocí a Kiko y a Carmen, y en el Camino Neocatecumenal he
encontrado la respuesta a aquellos interrogantes.
Para
mí hoy es un día importante, porque en estos 32 años hemos visto maravillas –
yo he sido testigo junto a Kiko y Carmen, no soy iniciador, sino que he sido
llamado a colaborar con ellos como presbítero – hemos visto maravillas: hemos
sido confortados sobre todo por el Santo Padre, por muchos Obispos, también
hemos tenido muchos sufrimientos. A veces me desanimaba y pensaba: “¿Cómo es
posible que la Iglesia no se dé cuenta de la urgencia, de la necesidad que hay
de un catecumenado?” Como misionero comboniano era destinado a África, y he
vivido este Camino pensando que el catecumenado serìa esencial para la misiòn,
porque en África hemos tenido muchas tragedias. Por ejemplo, en Burundi, dónde
había un catolicismo floreciente, con la guerra civil se ha visto a los
cristianos matarse y destrozarse. Esto ha originado una crisis en muchos
misioneros, algunos han perdido la fe. Faltaba una iniciación cristiana más
profunda. Yo decía que el Camino habría podido ayudar, como vemos hoy en
nuestras comunidades en varias naciones de África.
Y
hoy veo que el Señor ha sido fiel y que la Iglesia es verdaderamente una madre.
Pido
perdón a Mons. Rylko si a veces le he hecho ponerse nervioso. Pero hoy me da
mucha alegría ver la realización de la maternidad de la Iglesia al reconocer
oficialmente el Camino neocatecumenal, y también veo que se cumple la Palabra
del Evangelio que hemos proclamado: “Ni la carne ni la sangre te lo han
revelado, sino mi Padre”.
También
me da seguridad la palabra del Señor: “Tú eres Pedro y sobre esta piedra
edificaré mi Iglesia”. Ser confirmados por Pedro nos da más vigor, nos confirma
en la misión que se nos confía y nos ayuda en las cruces que nos esperan. Esto
es lo que yo siento.
Tras
la celebración del funeral de Corpore insepulto de
Carmen Hernández en Madrid, en la Catedral de la Almudena, hizo un brillante y
espontáneo resumen de la vida de esta mujer, en el que dijo:
“Después
ha conducido su vida y ha sido providencial para el Camino cuando encontró a
Kiko empezó esta aventura, que los últimos Papas han definido como don del
Espíritu Santo, no proyectos de hombres. Ella ha colaborado con Kiko, sobre
todo, como decía ella, llevándole en una bandeja la renovación del Concilio
Vaticano II cuya renovación se funda, sobre todo, en las tres constituciones,
la liturgia, Palabra de Dios e Iglesia, que serán las inspiradoras del trípode
que ha dicho el señor arzobispo antes. A través de ella el Señor ha transmitido
a Kiko toda la renovación del Concilio, de los movimientos litúrgicos, bíblicos,
patrísticos, de antes del Concilio. Estudiaba mucho, investigaba mucho. Y a
Kiko, que es artista, le ha dado el don de plasmar la comunidad, el Camino, las
etapas, todo ha sido un don de Dios, y yo soy testigo de haber acompañado,
espectador, esta obra del Señor”.
Muchísimas
felicidades padre! Que Dios le bendiga y le tenga muchos años más entre
nosotros junto a Kiko y Ascensión! Esto ocurre en este 2019, tan sólo un año
después de que los Misioneros Combonianos –a los que el padre Mario perteneció-
celebren su 150 Aniversario.
Fuente: revistaecclesia por Alfonso V. Carrascosa, científico del CSIC / or 24.01.2019
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