Este octubre la Iglesia está celebrando, a petición del Papa Francisco, un Mes Extraordinario Misionero,
en el que se quiere poner el foco en la entrega que decenas de miles de
católicos realizan en todos los rincones del mundo. Y una de las
variedades de misioneros que está proliferando en los últimos años es la
de familias enteras que dejan sus casas, sus trabajos y sus países para
evangelizar allá donde sean enviados.
Una de estas familias es la que conforman David Hernández y Fabiola Severino,
un joven matrimonio de 31 y 32 años respectivamente, que con sus tres
hijos, Elena (4 años), Mateo (3 años) y Nicolás (4 meses) han dejado su cómoda vida en Madrid para ser misioneros en Kaunas, la segunda ciudad más poblada de la república ex-soviética de Lituania.
Pertenecientes al Camino Neocatecumenal de la parroquia de
Virgen de la Paloma de la capital de España, en una convivencia
internacional en Italia se hizo un sorteo con las peticiones de obispos
de todo el mundo que habían pedido familias misioneras y les tocó
Lituania.
La familia Hernández Severino llegó en agosto a su nueva vida y en esta entrevista con Religión en Libertad
cuentan cómo se forjó su vocación, la labor que harán en la misión y
también cómo está siendo la adaptación a un país y una cultura
totalmente diferente a la española.
- La primera pregunta que surge es por qué os han enviado a Lituania y no otro país que normalmente recibe más misioneros…
- En enero estuvimos en una convivencia en Porto San Giorgio (Italia)
con mas familias que, como nosotros, también estaban dispuestas a ir a
anunciar el Evangelio. Y en esta convivencia se hace un sorteo con las
familias y los destinos. Por un lado se saca un papel con la familia y por otro se saca otro papel con el país, y salió Lituania.
- Acabáis de llegar a Lituania como familia misionera, ¿cómo han sido las primeras semanas tanto en la misión?
- Las primeras semanas han sido duras, dejar la familia, amigos... A
la semana de llegar tuvieron que ingresar a nuestro hijo pequeño (tenía
dos meses) durante 10 días por una infección de orina y cuando llevaba 5
días ingresado tuvieron que hospitalizar también a nuestra hija mayor
(4 años) con un virus en el vientre durante otros 5. En ese momento
nos entraron ganas de volvernos a España y dejar la misión, y vimos como
el demonio nos estaba atacando fuerte con estos acontecimientos. Pero gracias a la oración de mucha gente que reza por nosotros pudimos ver que Dios nos quería en Kaunas.
- ¿Y con la lengua?
- En cuanto al idioma, pues de momento si la gente con la que
hablamos sabe inglés pues en ingles y sino pues con un diccionario o el
traductor de Google. Es un idioma complicado pero no imposible, alguna palabra vamos aprendiendo. Estamos recibiendo clases de lituano y esperemos que no se nos haga muy duro.
-¿Cómo está siendo vuestra adaptación y la de los niños?
- La adaptación está siendo buena. Estamos haciéndonos al clima ya
que ha empezado a hacer frío, a los lituanos de los que de momento no
nos hemos sentido rechazados, a cómo funciona la ciudad, trámites
administrativos, etc. Y los niños pues también están adaptándose, ya han empezado el colegio en el que están aprendiendo el idioma.
Los primeros días fueron duros para ellos, pero poco a poco les va
gustando, van entendiendo mas el idioma y jugando con los otros niños.
- ¿Cuál es vuestra misión concreta en Lituania?
Pues nosotros, junto con otra familia de Venezuela, un sacerdote y
otras dos familias que tienen que llegar en un futuro cercano formamos una missio ad gentes.
-¿Podéis explicar qué es esta missio ad gentes?
- El 18 de marzo de 2016, el Papa Francisco envió 250 familias formando 50 nuevas missio ad gentes para los cinco continentes. Durante este encuentro, el propio Francisco explicó en qué consiste esta modalidad misionera: "las missio ad gentes
se constituyen a petición de los obispos de las diócesis a las que son
destinadas y están formadas por 4-5 familias –la mayoría de ellas con
más de cuatro hijos–, un presbítero, un joven y dos hermanas. Todos
ellos forman una comunidad que tiene la misión de dar los signos de la
fe que atraigan a los hombres a la belleza del Evangelio”.
-¿Qué es lo que tenéis que hacer?
- Nuestra misión en Lituania es en resumen ser ejemplo de cómo
vive una familia cristiana, y la gente viendo cómo vivimos y la comunión
que se da se acerque a la Iglesia. La experiencia dice que esto es posible.
Primero porque la gente se pregunta qué hace aquí una familia de España y entonces nosotros les contamos
y segundo porque es un país, al igual que toda Europa, con una tasa de
divorcios altísima y una tasa de natalidad muy baja. La gente solo tiene
uno o dos hijos y además en concreto en Lituania hay un problema muy
serio ya que los jóvenes están emigrando porque los sueldos son bajos,
muchos de ellos están bien preparados y hablan a lo mejor tres o cuatro
idiomas y emigran. Entonces no se forman nuevas familias ni nacen más
niños. Viendo toda esta situación la gente nos pregunta cómo es posible
que una familia española venga a vivir a Lituania.
-¿Los niños juegan algún papel?
-Los niños juegan un papel importantísimo en la misión.
Primero porque la gente ve que tenemos más de uno o dos hijos. Segundo,
en el colegio al ver otros niños que hay uno niños extranjeros les
preguntan y también a nosotros.
- Sois muy jóvenes, pero habéis dicho sí al
Señor, ¿no estáis un poco locos por dejar vuestra vida y enfrentaros a
lo desconocido? ¿No habéis sentido miedo ante una decisión de estas
características?
- Efectivamente hemos sentido miedo. Pero al final es fiarse
de Dios sabiendo que Él va por delante y vas viendo cómo van saliendo
las cosas, la casa, el colegio, el trabajo, etc. Hemos ido viendo que el
Señor nos estaba esperando en Kaunas.
- ¿Cómo sentisteis la llamada a ser familia en misión?
- Cuando tenía 15 años mis padres se ofrecieron también a irnos como
familia en misión pero por unos motivos u otros no pudimos irnos. Y esta
es una llamada que he tenido desde entonces pero sobre todo como
agradecimiento al Señor por todo lo que ha hecho conmigo. Me podía haber ido al seminario o como laico a evangelizar pero veía que El Señor no me llamaba a eso.
Cuando estábamos en el noviazgo alguna vez le preguntaba a Fabiola si
ella se iría como familia en misión, y siempre me decía que no, por lo
que cuando nos casamos nunca le insistí, ni hablamos sobre ello porque
sabía que ella no quería. Pero un día, al salir de la parroquia me
dijo que había sentido esa llamada hasta el punto de estar dispuesta a
ir donde Dios quisiese.
Durante dos años estuvimos rezando y viendo
si eso era lo que Dios quería y en diciembre de 2018 nuestros
catequistas nos dijeron que fuésemos a la convivencia que había en enero
en Italia. Y aquí estamos ahora en Kaunas.
- Pero hay mucha gente, también en el seno de la Iglesia, que no entiende cómo se puede ir una familia entera a la misión…
- Nosotros tampoco, y es cierto que humanamente no tiene ningún
sentido dejar tu hogar, tu trabajo, familia, amigos, además hacerlo no
solos sino solo sino con los hijos, pero ves que es el Espíritu Santo el que te da la fuerza de abandonarte a lo que Dios quiera.
Sientes como el Señor te sostiene. Nosotros por ejemplo, ahora vivimos
en una casa el doble de grande que la que vivíamos en Madrid, nos
concedió también un colegio y un trabajo antes de llegar, por lo que si
te fías, Él te da el ciento por uno.
Fuente: religion en libertad 11/10/2019 / or