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martes, 29 de mayo de 2018

RITO RENOVACIÓN DEL «PADRE NUESTRO» CAMINO NEOCATECUMENAL

HOMILÍA EN EL RITO DE LA RENOVACIÓN DE LA ENTREGA DEL «PADRE NUESTRO» CON ALGUNA COMUNIDAD DEL CAMINO NEOCATECUMENAL

Templo parroquial de la Parroquia de Nuestra Señora de la Paz, Satélite, Qro., a 24 de septiembre de 2016. Año de la misericordia





Queridos hermanos y hermanas todos en el Señor:
1. Hay una frase muy antigua que en el ambiente monacal se repite con frecuencia y dice: “Si cor non orat, in vanum lingua laborat”, es decir, “si el corazón no ora, en vano trabaja la lengua”. Es el corazón el que ora. Si este está alejado de Dios, la expresión de la oración es vana. El corazón es la morada donde yo estoy, o donde yo habito (según la expresión semítica o bíblica: donde yo “me adentro”). Es nuestro centro escondido, inaprensible, ni por nuestra razón ni por la de nadie; sólo el Espíritu de Dios puede sondearlo y conocerlo. Es el lugar de la decisión, en lo más profundo de nuestras tendencias psíquicas. Es el lugar de la verdad, allí donde elegimos entre la vida y la muerte. Es el lugar del encuentro, ya que a imagen de Dios, vivimos en relación: es el lugar de la Alianza (cf. CEC, 2563).
2. Considero que al celebrar esta mañana la renovación de la enterrega del Padre Nuestro, estas palabras nos ayudan a entender que la vida de oración debe estar primordialmente motivada por un corazón libre y dispuesto para encontrarse con Dios, por el contrario serán solo palabras huecas, sonidos sin contenido y ruidos que aturdan. Sin embargo, lo más importante es entender que “la oración es la vida del corazón nuevo” (CEC, 2697); es la expresión del corazón que quiere y necesita de la intimidad con aquel que conduce la vida. La oración cristiana es una relación de Alianza entre Dios y el hombre en Cristo. Es acción de Dios y del hombre; brota del Espíritu Santo y de nosotros, dirigida por completo al Padre, en unión con la voluntad humana del Hijo de Dios hecho hombre. San Gregorio Nacianceno decía: «Es necesario acordarse de Dios más a menudo que de respirar» (Oratio 27 [teológica 1], 4). Pero no se puede orar «en todo tiempo» si no se ora, con particular dedicación, en algunos momentos: son los tiempos fuertes de la oración cristiana, en intensidad y en duración.
3. Al llevar a cabo esta celebración es muy conveniente que cada uno de ustedes sea consciente que para poder vivir “en” la oración y “de” la oración, se necesita tener bien cimentada nuestra fe en la Trinidad, pues este misterio exige que los fieles creamos en Ella, la celebremos y vivamos de Ella, en una relación viviente y personal con Ella. La Iglesia nos enseña que la oración es un don de Dios y que por lo tanto es necesario la disposición para recibirlo. La oración no es una conquista espiritual que hemos logrado fruto del esfuerzo. No, la oración es un don que exige de nosotros la humildad. San Agustín dirá: “La humildad es una disposición necesaria para recibir gratuitamente el don de la oración: el hombre es un mendigo de Dios (San Agustín, Sermo 56, 6, 9). Y yo pregunto ¿a quién le gusta sentirse mendigo? Quizá a ninguno, solo a aquel que sabe y reconoce su realidad humana, sus capacidades, sus defectos y sus vicios. Quien es autosuficiente, es muy difícil que vea que necesita de los demás, que necesita de Dios. Sólo aquel que se sabe y se reconoce necesitado de Dios, es capaz de sumergirse en la vida de oración.
4. Sé que todos ustedes ha recorrido un camino muy serio de discernimiento y de formación en la fe, que les ha llevado a tener un corazón libre, sin embargo, la oración es un don de la gracia que exige una respuesta decidida por nuestra parte. Supone siempre un esfuerzo. Yo quisiera que hoy sean muy conscientes de esto, por el contrario tarde o temprano se verán agobiados y paradójicamente se verán en vez de ser un momento de gracia la oración será un encutro con sus propios pecado y sus propios deseo. San Agustín dice: “Hay muchos que piden lo que no deberían, por desconocer lo que les conviene. En consecuencia, quien invoca a Dios debe precaverse de dos cosas: de pedir lo que no debe y de pedirlo a quien no debe. Al diablo, a los ídolos y demonios no hay que pedirles nada de lo que se debe pedir. Si algo hay que pedir, hay que pedirlo al Señor nuestro Dios, el Señor Jesucristo; a Dios, padre de los profetas, apóstoles y mártires; al Padre de nuestro Señor Jesucristo, al Dios que hizo el cielo y la tierra y todo cuanto contienen. Más hemos de guardarnos también de pedirle a él lo que no debemos. Si la vida humana que debemos pedir la pides a ídolos mudos y sordos, ¿de qué te sirve? De igual manera, si pides a Dios Padre, que está en los cielos, la muerte de tus enemigos, ¿de qué te aprovecha? ¿No has oído o leído cómo, a propósito del traidor Judas, digno de condena, dice una profecía en el salmo que lo anuncia: Su oración le sea computada como pecado? Si, pues, te levantas por la mañana y comienzas a pedir males para tus enemigos, tu oración se convertirá en pecado (Sermo 56, 2).
5. El Padre Nuestro lejos de ser una simple fórmula de oración, es todo un itinerario de vida espiritual; es, en verdad el “resumen de todo el Evangelio” (Tertuliano, De oratione, 1, 6). «En él, no sólo pedimos todo lo que podemos desear con rectitud, sino además según el orden en que conviene desearlo. De modo que esta oración no sólo nos enseña a pedir, sino que también llena toda nuestra afectividad» (Santo Tomás de Aquino, Summa theologiae, 2-2, q. 83, a. 9). (cf. Catecismo de la Iglesia Católica, 2763). «El Señor nos enseña a orar en común por todos nuestros hermanos. Porque Él no dice “Padre mío” que estás en el cielo, sino “Padre nuestro”, a fin de que nuestra oración sea de una sola alma para todo el Cuerpo de la Iglesia« (San Juan Crisóstomo, In Matthaeum, homilia 19, 4). En el Padre Nuestro, las tres primeras peticiones tienen por objeto la Gloria del Padre: la santificación del nombre, la venida del reino y el cumplimiento de la voluntad divina. Las otras cuatro presentan al Padre nuestros deseos: estas peticiones conciernen a nuestra vida para alimentarla o para curarla del pecado y se refieren a nuestro combate por la victoria del bien sobre el mal (cf. CEC, 2857).
6. Pero Jesús no nos deja una fórmula para repetirla de modo mecánico (cf. Mt 6, 7; 1 R 18, 26-29). Como en toda oración vocal, el Espíritu Santo, a través de la Palabra de Dios, enseña a los hijos de Dios a hablar con su Padre. Jesús no sólo nos enseña las palabras de la oración filial, sino que nos da también el Espíritu por el que estas se hacen en nosotros “espíritu […] y vida” (Jn 6, 63). Más todavía: la prueba y la posibilidad de nuestra oración filial es que el Padre «ha enviado […] a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo que clama: “¡Abbá, Padre!’”» (Ga 4, 6). Ya que nuestra oración interpreta nuestros deseos ante Dios, es también “el que escruta los corazones”, el Padre, quien “conoce cuál es la aspiración del Espíritu, y que su intercesión en favor de los santos es según Dios” (Rm 8, 27). La oración al Padre se inserta en la misión misteriosa del Hijo y del Espíritu.
7. Hoy quiero invitarles para que cada una de ustedes vea en la oración, el camino que les ayude para sumergirse en la misericordia del Padre. Hoy quiero invitarles para que en el “Padre Nuestro” cada uno de ustedes sepa descubrir la voluntad de Dios para su vida y la de aquellos que les rodean. Quiero invitarles para que en el “Padre Nuestro” encuentren el camino para ser hombres y mujeres de oración. Quizá muchos de ustedes estén viviendo una vida difícil en su vida, en la relación con su esposo o esposo, con los hijos, en el trabajo, en la escuela; recen el “Padre Nuestro” con calma, con fe y con devoción y verán que las cosas serán diferentes. Pues sin duda que el Señor jamás les dejará desamparados. El Señor conduce a cada persona por los caminos que Él dispone y de la manera que Él quiere. Cada fiel, a su vez, le responde según la determinación de su corazón y las expresiones personales de su oración.
8. Pidamos a Dios que nos haga mendigos, para que siempre nos veamos necesitados de la oración. Pidámosles a Dios que nos permita siempre tener un corazón libre capaz de favorecer la vida de oración. Que la pequeña María, la mujer de la oración, sea siempre para nosotros el modelo de oración y el modelo de quien sabe cumplir la voluntad de Dios. Amén.
+Faustino Armendáriz Jiménez
Obispo de Querétaro

Fuente: diocesisqro . org (Web)

Carta matrimonio itinerante del Camino Neocatecumenal ante la muerte de su hija

Queridos Hermanos:

La paz del Señor, que está cerca, esté con ustedes. Queremos contarles la experiencia que ha sido la pascua de nuestra hija Ester en medio de nosotros.

Esta pascua, creo que empezó hace 18 años, y no me refiero exactamente a su nacimiento (26/09/1992), sino que, a los tres meses de estar con nosotros Ester sufrió un proceso viral que nadie supo decirnos realmente qué era. Ella estuvo tres días en una camilla en emergencia, y luego 43 días en UCI. Dios en aquel momento no quiso llevársela, aún no era el tiempo, pero con este primer acontecimiento, ya nos había dado una palabra, nos estaba preparando, como cuando Jesús se pierde tres días y es hallado en el templo, luego estaría tres días en el sepulcro.

Ceci me comentó que en aquel momento le pidió al Señor que Ester no muriera, porque como madre, no lo hubiera soportado en ese instante.
Lo que ella recuerda de esa enfermedad, son los constantes pañales que le cambiaba por las continuas diarreas, hecho que se le quedó grabado, y que después entendería porqué.

Hace 5 semanas empecé por las tardes a preparar en casa las catequesis de los Novísimos, sobre la mesa del comedor, lugar en el que dialogo con los chicos. Fueron tres días de diálogo con todos, sobre la Muerte, Juicio, Infierno y Gloria. A Ester le hacía gracia lo de las características de los cuerpos gloriosos, sobre todo lo de la Agilidad, ya que naturalmente, ella era así, salía a la universidad, y de regreso podía visitar dos o tres casas de hermanos que estaban pasando alguna crisis. Esta catequesis nos fue preparando, Ceci me dijo que ahora entiende que, si los Novísimos se retrasaron 4 años como tema de la convivencia de inicio de curso, uno de los motivos fue por Ester.

El viernes 17 los chicos terminaban todo lo académico, por la tarde preparábamos las maletas para salir al día siguiente, a primera hora, con destino a Lima. Ester rindió los últimos dos exámenes ese día en la U, y terminó el primer año de Psicología sin ningún contratiempo. 

Estando ya con casi todas las maletas hechas, y siendo las 10:10 p.m. aprox. Dios empezó lo que sería la pascua definitiva de nuestra hija, estando sentada en el sofá más grande del 2º piso de casa, rodeada de todas sus hermanas y su madre, empezó a retorcerse y luego se estiró en el sofá, perdió el conocimiento y empezó a vomitar. Se había desatado el accidente cerebrovascular, la llevamos a un hospital y luego, ante la gravedad, se le trasladó a otro de mayor  categoría. El doctor fue sincero desde un inicio, y nos dijo que era algo grave en extremo.

Ahí empezó el combate interior, estoy convencido que existen demonios especiales, que son soltados de los infiernos para atacar a los hombres y destruirlos en estos momentos de dolor, pero estoy mucho más convencido de que todos ellos están sometidos bajo los pies de Aquel que reina a la derecha del Padre. Yo me pregunto. ¿Cómo se puede vivir estos acontecimientos sin la fe, sin la oración de la Iglesia, sin catequistas, sin una comunidad? Realmente ha sido terrible el ataque del demonio para querer convencernos de lo contrario del Amor de Dios. Ahora entiendo de manera más profunda, porqué frente a tanto dolor, lo
demonios llevan a tanta gente a la desesperación, y luego al suicidio.

Es en este momento, que Dios envía a sus ángeles para sostenernos, varios hermanos nos auxiliaron en los trámites y económicamente. 
Le dije a Ceci que fuera a casa e intentara descansar, para tomar la posta al día siguiente, eran las 2am del sábado 18. El Padre Romulo Jibaja hizo la Unción de los Enfermos. Antes de retirarse, Ceci ayudó a acomodar y asear a Ester, en ese momento es que tiene que ponerle un pañal, porque se presenta la incontinencia, y comprendió en ese mismo instante, que aquella petición que Dios había acogido hace 18 años, se había completado.

Yo me quedé ayudado por tres hermanos, Sebastián (familia en misión), Felix y Luz (responsables de Ester). A las 3am. me dejaron pasar a verla, abrí un evangelio al azar y salió la curación en sábado de un hombre que tenía la mano seca, los sentimientos se mezclaban, yo quería creer que ella se recuperaría, pero el anuncio era claro: se venía La Hora. Con la ayuda de estos tres hermanos, he rezado toda la noche de todo.

Ceci regreso a las 8am. Y a las 9am. Se decide ponerle un drenaje para descomprimir el cerebro. En ese momento ya éramos sostenidos por cientos de hermanos que rezaban. Lo hacían también varios conventos: Los tres de la Madre Theresa, 5 conventos más en España, 4 más en el Perú (Ayacucho, Piura y Chiclayo). Mi hermano Carlos estaba en convivencia de inicio de curso en Ica, los Novísimos se estaban haciendo carne.

Las siguientes horas fueron esperar y rezar, el dren ayudó poco, Ceci y yo nos vimos a las 2:15pm. nuevamente para hacer el cambio, Ester había sido trasladada al 5º piso del hospital, luego de la intervención, Ceci se retira a casa y yo me quedo con Jesús (otra familia en misión).

A las 3pm. hace un paro cardiaco, del cual logran sacarla, pero se declara la muerte cerebral. Llame a Ceci, para que vengan con todos sus hermanos a despedirse, los demonios atacan, voy con Jesús al santísimo y me deshago en lágrimas. Jesús me sostuvo, rezamos intensamente y volvió la paz. Subí junto a Ester y le dije las palabras de la Madre de los mártires Macabeos en voz alta “Yo no sé cómo apareciste ni cómo te formaste dentro del seno de tu madre, yo no te di la vida, El que te la dio, ahora te llama ¡Vuelve a Dios hija mía, no tengas miedo!” toda esta plegaria la hice a viva voz en la
UCI, sé que todos se quedaron perplejos a mi alrededor.

Llegó Cecilia con nuestros hijos y unos 30 hermanos, que fueron entrando uno a uno para rezar y despedirse de Ester, estaban todos los hermanos y curas de la misión en Piura. A las 5pm. todos se retiran, nos quedamos con Ceci. Los demonios hacen su último ataque sobre el cuerpo de Ester, la doctora y enfermeras responsables de turno, de manera insistente y descarada, piden que aceptemos donar los órganos; ante nuestra negativa se enfadan, llegan a decirnos que ya no la asistirían en caso de otro infarto. Las enfermeras contraatacan amenazándonos que harían la autopsia sí o sí, la verdad es que detrás
de todo esto, está el dinero, dependiendo del órgano son más de miles de dólares que te dan con este tráfico, no es cómo esta doctora decía,
amor a los necesitados, o prolongar su vida en otros, la verdad era, que querían enriquecerse a costa de las circunstancias.

Fueron tres horas en esta situación, cuando al tocar el cambio de turno a las 8pm, en medio del dolor me enfrenté a la doctora que llegó, y la palabra que le di acabó haciéndola doblar la cabeza y no insistir más. A partir de ese momento los demonios retrocedieron ante la fuerza de Dios. Se acercaba La Hora. Ofrecimos los sufrimientos por la conversión de Piura y Chiclayo, por la vuelta de los hermanos alejados y por la evangelización en general. Me hago nuevamente una pregunta ¿Cómo pueden las personas vivir estos instantes previos a la muerte en la soledad y sin una esperanza de transcendencia?

Yo les pido, como reflexión, que no abandonen a ningún hermano ni a ningún familiar en la hora de su muerte, no escatimen esfuerzos.

Son las 8:30 p.m., llegan nuestros dos hijos de Lima, Raquel y Josué; 15 minutos más tarde llegan los demás, Efraím, Noemí, Débora, Andrea y Miriam, que estaban en la Eucaristía. A las 9 pm. se detiene el corazón de Ester.

Estábamos los 9 a su alrededor, proclamamos los 4 evangelios de la resurrección, cantamos los salmos, la teníamos todos cogida de sus manos y pies y le dábamos palabras de ánimo para que fuera al padre, lloramos. El último evangelio al azar, fue el de Jesucristo camina sobre las aguas, “soy Yo ánimo no temáis no soy un fantasma”. El alma de Ester se había separado de su cuerpo y estaba en la presencia del Señor. El primero al que llamé fue a José Luis del Palacio para contarle lo sucedido.

A las 11:30 p.m. estábamos en el Centro Neocatecumenal para celebrar las exequias. Lo tuvimos muy claro desde el comienzo, era un momento primordial para anunciar a Jesucristo vencedor de la muerte. Esa noche, lo primero que dije es que: los catequistas enfrentamos el sufrimiento, como cualquier otra persona, es decir sentimos lo mismo; pero la fe, nos sostiene. También hablé de la importancia de la castidad, de la virginidad, de la pureza para gloria de Dios, que se hallaban en Ester.

Ella tenía una gran ascendencia entre los jóvenes (colegio, universidad, comunidad) los he animado a mantenerse en este estado y experimentar la felicitad que tenía nuestra hija, que viene del Señor.
Todo se aprovechaba para anunciar el evangelio. Al día siguiente, han llegado, mis hermanos de sangre y de comunidad, unos por la mañana, otros por la tarde. En los laudes mi hermano Ricardo ha partido la palabra y ha anunciado a Jesucristo. Al medio día se acercó el Arzobispo de Piura para hacer el Responso, dando una palabra muy oportuna. Hemos celebrado la Eucaristía a las 6pm. y a las 9:30pm. las vísperas, en todo momento hubieron hermanos acompañándola, con cantos y oraciones.

El lunes 20, día de la sepultura, hemos celebrado las laudes a las 10 am., mi hermano Carlos anunció esta vez el kerigma. Creo que durante todas las exequias, aproximadamente unas 2 mil personas habrán pasado durante diferentes horarios. A las 2pm. fue la Eucaristía final en su parroquia Cristo Rey, asistieron aprox. ochocientos hermanos, 17 presbíteros. Fue realmente espectacular esta celebración, digna de la realeza a la que ya hacía referencia su nombre, y de la cual todos los hijos de Dios estamos llamados a participar. A las 4 pm. fue la sepultura, nos acompañaron alrededor de 400 hermanos, la sepultura fue
bendecida con agua del Jordán, cuando descendía el cajón al sepulcro, hemos cantado el Credo y pusimos sobre su él tierra del monte de la Ascensión . Al final hemos danzado: Cuántos bienes nos ha dado el Señor.

No es lo normal que los padres sepulten a sus hijos, pero entiendo que es la misma justicia que Dios ha resuelto realizar, frente a nuestros pecados para salvarnos, y si nosotros tenemos sentimientos cuánto más Dios, y si su hijo murió y entró en el sepulcro, acaso él no lo habrá sentido.
Esperamos que esta primicia que Dios ha querido llevarse de nuestra familia, redunde en frutos de santidad en nosotros, para renovar
nuestro celo por el anuncio del evangelio. 
Les pedimos a todos que recen mucho por nuestra familia, porque como comprenderán, los días que vienen son difíciles, y nosotros somos muy pobres.

A todos que pasen una Feliz y Santa Navidad y esperamos que este testimonio les ayude en su conversión, y a valorar el corto tiempo que tenemos en esta vida para convertirnos. Ester tenía 18 años, y estoy convencido de que ella no desaprovechó el tiempo que Dios le dio, y como padres podemos confesar que ella tenía las maletas listas para iniciar el viaje a la Jerusalém Celeste.

La paz,
Gian Franco y Cecilia

viernes, 18 de mayo de 2018

Carmen Hernandez, "Corazón Misionero"

El Martes 19 de julio 2016 falleció a los 80 años Carmen Hernández, una mujer fuerte de categoría cuajada en la Biblia


Carmen Hernández - ABC

Carmen Hernández fue una mujer fuerte, una categoría cuajada en la Biblia. Fuerte por una fe esencial que no dejaba nada de lo humano fuera de su radio. Mujer de coraje, con una lengua de fuego para anunciar a Cristo muerto y resucitado, el único a la altura del corazón del hombre que busca siempre, a veces por caminos sombríos y llenos de rebeldía.
Dios llama siempre a través de encuentros y circunstancias, y la vocación de Carmen está inseparablemente unida a su encuentro con Kiko Argüello. Juntos iniciaron una de las experiencias más bellas y fecundas que ha dado a luz la madre Iglesia en la segunda mitad del siglo XX, el Camino Neocatecumenal. En su carta a los miembros del Camino, Kiko Argüello ha subrayado el genio grande de esta mujer apasionada, su amor incondicional al papa y a la Iglesia, su corazón misionero. El Señor, que a veces resulta irónico en su modo de conducir la historia, ha querido reservar una caricia última para la aventura de estos dos grandes amigos en la fe, al permitir que se abrazaran antes de que Carmen emprendiera su último viaje, llena de la misma certeza que siempre ha brillado en su rostro y en su palabra.
El 1 de julio 2016, ya muy deteriorada, recibió la llamada confortadora del papa Francisco. Ella siempre habló a los papas con la desenvoltura del hijo que se sabe amado, y por eso corregido y acompañado. La Iglesia es siempre joven gracias al sí de personas como Carmen, dispuestas a llegar al fin del mundo sin alforja ni sandalias, sin otra riqueza que la de Cristo resucitado.
Fuente: ABC sociedad 20.07.2016 (Publicado: 18.05.2018)

Kiko Argüello: «Todos tienen derecho a conocer el corazón de Carmen Hernández»

El iniciador del Camino Neocatecumenal publica el diario personal del «alma» de este realidad eclesial un año después de su muerte


Carmen y P.Mario, junto a Juan Pablo II, al que le unía una gran amistad - ABC


Un año después de su fallecimiento, la vida espiritual de Carmen Hernández, la coiniciadora del Camino Neocatecumenal, saldrá a la luz en un libro inédito. La iniciativa partió de su compañero de ruta, Kiko Argüello, que ha decidido publicar por primera vez las anotaciones personales del «alma» de esta realidad eclesial con la convicción de que «puede hacer mucho bien a los cristianos».
Diarios 1979-1981 (Biblioteca de Autores Cristianos) recoge el primer tomo de las reflexiones más íntimas que esta ingeniera química y teóloga escribió a lo largo de 30 años y que fueron encontradas después de su muerte, el pasado 19 de julio de 2016. «Carmen era una enamorada de Jesucristo y creo que todos tienen derecho a conocer el corazón de Carmen. Fue preparada por Dios para realizar una obra enorme en la Iglesia», explica a ABC, Kiko Argüello.

Aspectos desconocidos

Para el iniciador de una de las realides eclesiales más vivas de la Iglesia, el libro esconde muchas sorpresas y desvela aspectos muy desconocidos de esta mujer, que decidió dejar el próspero negocio familiar para entregar su vida a la Iglesia. Ambos pusieron en marcha el Camino Neocatecumenal en Palomeras, un barrio periférico de Madrid, donde Carmen coincidió con Kiko Argüello, un joven de buena familia que también había decidido salir en búsqueda de una experiencia cristiana más auténtica entre los más pobres. Hoy, esta realidad eclesial cuenta con más de 300.000 comunidades en 125 países, 86 seminarios internacionales y un millón y medio de seguidores.
Portada del libro

«Yo no conocía la existencia de estos escritos. Me impresionan porque Carmen es de una santidad poco común. Una santa de verdad. Ella estuvo siempre a mi lado protegiéndome y ayudándome para que no hiciera del Camino una especie de “kikianismo" , un culto a la personalidad. En ese sentido, Carmen ha sido providencial», apunta Kiko sobre la que fuera su compañera en la consolidación de esta nueva síntesis teológica-catequética surgida en 1964 de la renovación que supuso el Concilio Vaticano II. Ese ambiente de cambiollevó a Carmen a redescubrir la Eucaristía, la centralidad de la Pascua, la importancia de la catequesis y la necesidad de una iniciación cristiana en la parroquia. Los pilares de lo que luego sería el Camino Neocatecumenal.
Entre los apuntes más novedosos de la publicación, Kiko Argüello destaca «el sufrimiento interior» de esta mujer inteligente, con un enorme sentido del humor y las ideas muy claras. «Se sonreía siempre, pero por dentro tenía un grandísimo sufrimiento. Una persona que ama a Cristo de esta forma impresiona profundamente», comenta.
El propio presidente de la Conferencia Episcopal Española, el cardenal Ricardo Blázquez, admite su sorpresa por este aspecto tan desconocido de la vida de Carmen. «Reconozco que me ha impresionado particularmente esta faceta en gran medida desconocida, tan honda y continuada de la vida de Carmen», señala el también arzobispo de Valladolidad en el prólogo del libro. Incluso afirma que los Diarios «reflejan que interiormente padeció lo inimaginable».

«Una mujer libre»

El prelado compara «las crisis de fe» que vivió esta mujer a lo largo de su vida con las de Santa Teresita del Niño Jesús y santa Teresa de Calcuta. «El cardenal tiene razón. Carmen —apunta Argüello— es una mujer verdaderamente extraordinaria. Ahora que se habla tanto del feminismo, las feministas tienen en ella un enorme ejemplo de libertad porque el amor que tenía a Jesucristo la llevó a ser libre. Libre con todo el mundo. A mí nunca me aduló, siempre me dijo la verdad».
Para el cardenal el libro también deja percibir que el estilo de vida itinerante «era una exigencia dura» para esta mujer, que «necesitaba para su armonía personal mayor estabilidad en un lugar concreto». A cambio, Blázquez señala que «la cruz de la misión» con la que cargó Carmen ha sido «el secreto de la fecundidad del Camino Neocatecumenal».
La co-iniciadora del Camino Neocatecumenal - ABC

Tres años de su itinerario espiritual

La publicación recoge las reflexiones que Carmen Hernández, la co-iniciadora del Camino Neocatecumenal, escribió entre 1979 y 1981, los primeros años de andadura de esta realidad eclesial. El libro será presentado este viernes 30 de junio por el cardenal Paul Josef Cordes, presidente emérito del Pontificio Consejo «Cor Unum» y Kiko Argüello en la Universidad Francisco de Vitoria a las 20 horas.

Fuente: ABC sociedad 27.06.2017 (publicado: 18.05.2018)


Carmen Hernández: el «Alma» del Camino Neocatecumenal

Esta licenciada en Química ha sido la inspiradora de una de las realidades eclesiales con más vitalidad en la Iglesia.

 

Carmen Hernández con Benedicto XVI - ABC


Aunque pasó por la tierra haciendo el bien, Carmen Hernández siempre tuvo la vista puesta en el cielo. En el cuarto de su casa familiar en Madrid todavía cuelga en uno de sus muros un mapa de las constelaciones. El mismo que la co-iniciadora del Camino Neocatecumenal gustaba observar algún rato al día antes de fallecer el pasado martes 19 de julio 2016 a los 85 años. Esas estrellas esparcidas por el Universo eran para ella la mejor prueba de la existencia de Dios, la certeza de su fe.
La más pequeña de ocho hermanos estaba destinada a ser la heredera del próspero negocio familiar. Su padre era el propietario de una de las industrias de arroz más importantes de España. Por eso a nadie resultó extraño que Carmen cediera a los deseos de su progenitor y acabara en 1958 una Licenciatura en Química con las máximas calificaciones. Incluso durante sus primeros años de profesión trabajó en la empresa familiar, que luego abandonó para seguir su verdadera vocación: ser misionera.
Esa pasión por anunciar el Evangelio en los territorios de misión la había descubierto siendo muy pequeña en la escuela que la Compañía de Jesús tenía en Javier. Allí pasó buena parte de su infancia, pese a que había nacido en Ólvega (Soria) el 24 de noviembre de 1930. La figura de San Francisco Javier había marcado tanto los primeros años de su vida que decidió entrar en 1959 en el instituto femenino las Misioneras de Cristo Jesús con el objetivo de evangelizar en la India. Como preparación, estudió Teología y se trasladó a Londres para aprender inglés. Sin embargo, un cambio en la dirección de esa institución impidió que Carmen llegara finalmente a su destino.


Decepcionada, se trasladó a Barcelona, donde conoció al padre Pedro Farnés Sherer, profesor en el Instituto Litúrgico de París, que por entonces trabajaba en la renovación litúrgica que preparaba el Concilio Vaticano II. Esa profunda renovación conciliar que implicó redescubrir la Eucaristía, la centralidad de la Pascua, la importancia de la catequesis y la necesidad de una iniciación cristiana en la parroquia orientaron a Carmen hacia lo que después se convertiría en el Camino Neocatecumenal. Una realidad eclesial que hoy cuenta con 300.000 comunidades en 125 países y un millón y medio de seguidores.
Pero todavía deberían pasar algunos años hasta que este movimiento fuera una realidad. Su cuna fue Palomeras, un barrio periférico de Madrid, donde Carmen coincidió con Kiko Argüello, un joven de buena familia que también había decidido salir en búsqueda de una experiencia cristiana más auténtica entre los más pobres. En esas barracas nació en 1964 esta nueva síntesis teológica-catequética que se ha convertido hoy en una de las realidades de la Iglesia con mayor vitalidad.
Carmen ha sido su gran inspiradora, el «alma» del Camino Neocatecumenal, recuerdan a ABC sus más estrechos colaboradores. Una mujer inteligente, con un enorme sentido del humor y las ideas muy claras. Su compañero de misión, Kiko Argüello, la recordaba estos días así: «Carmen ha sido para mí un acontecimiento maravilloso; su genio grande, su carisma, su amor al Papa y sobre todo a la Iglesia. Sin ella el Camino no existiría». El Papa Francisco le había llamado pocos días antes de su fallecimiento. Por eso sonó con tanta ternura su mensaje en la misa funeral. «Agradezco al Señor por el testimonio de esta mujer que ha dedicado su vida al anuncio de la Buena Noticia sin olvidar a las personas más marginadas».

Una misionera valiente

Nació en Ólvega (Soria) el 24 de noviembre de 1930. Era la más pequeña de ocho hermanos.
Se graduó como Licenciada en Química en 1958 con las máximas calificaciones. Además, estudió Teología. Residió varios años en Londres e Israel, donde completó su formación.
Sus colaboradores destacan su gran amor por los Papas. Solía escaparse a comer con Juan Pablo II, con quien entabló una entrañable amistad. En el Pontificado de Benedicto XVI, se aprobaron de forma definitiva los estatutos del Camino Neocatecumenal.
Fuente: ABC sociedad 27.07.2016 (Publicado: 18.05.2018)


Kiko Argüello: «Mi experiencia de fe puede ser enriquecedora para mucha gente»

El iniciador del Camino Neocatecumenal publica por primera vez su itinerario espiritual

Kiko Argüello durante una reunión del Camino Neocatecumenal en Madrid en 2011 - AFP


Con más de 300.000 comunidades en 125 países, 86 seminarios internacionales y un millón y medio de seguidores, el iniciador del Camino NeocatecumenalKiko Argüello, se ha convertido en el líder espiritual de una de las realidades eclesiales con más vitalidad dentro de la Iglesia.
Su cuna fue un barrio periférico de Madrid, donde entonces un joven veinteañero y estudiante de Bellas Artes decidió fijar su hogar entre los más pobres en busca de una experiencia cristiana más auténtica. En esas barracas nació en 1964 esta nueva síntesis teológica-catequética que se ha convertido hoy en un itinerario de fe que siguen miles de personas alrededor de todo el mundo.
Después de 50 años dedicados a la evangelización, Kiko Argüello ha decidido publicar por primera vez sus anotaciones personales escritas entre 1988 y 2014. Estos 506 apuntes han sido recogidos en una publicación editada por la Biblioteca de Autores Cristianos (BAC). Según su director, Carlos Granados, se trata de «un libro de espiritualidad encarnado en una historia, en la vida del iniciador del Camino Neocatecumenal».


Homenaje a Carmen Hernández

Para Kiko Argüello supone «un regalo» a todos sus catecúmenos, pero sobre todo es «un homenaje a Carmen Hernández», la coiniciadora del Camino y «alma» de este movimiento inspirado en la renovación que supuso el Concilio Vaticano II. Su fallecimiento el pasado mes de julio a los 85 años de edad fue el último empujón para que Kiko se decidiera a hacer públicas estas notas inéditas.
«Sin duda, la partida de Carmen ha sido una motivación. Carmen también tenía muchas cosas escritas y las estamos reuniendo para ver cómo las publicamos», apunta Kiko a ABC.
El autor es plenamente consciente del contenido profundamente personal de este libro, pero está convencido de que en medio de «una realidad donde Dios ha sido echado fuera del mundo» es más necesario que nunca «dar testimonio» de la fe. «Nosotros somos producto de la historia, pero también de las personas con las que nos hemos encontrado en la vida. Entonces, pienso que la experiencia que yo tengo de Jesucristo durante todo este tiempo de evangelización –50 años por todo el mundo– puede ser enriquecedora para muchas personas. Si le puede servir a alguien, bendito sea Dios, aunque está claro que siempre es un riesgo y me expongo a las críticas», explica Kiko Argüello, quien reconoce que ha tenido que vencer el temor a que esta publicación fuera considerada «una pretensión» de su «vanidad».

«Pequeñas piezas literarias»

El presidente de la Conferencia Episcopal Española y cardenal arzobispo de Valladolid, Ricardo Blázquez, ha sido el encargado del prólogo de este libro que aglutina «pequeñas piezas literarias, que pueden ser leídas sin conexión con la anterior o la siguiente» y que ofrecen «muchos contenidos sobre el carisma específico» del Caminio Neocatecumenal.
«Son reflexiones a partir de un acontecimiento, una convivencia o un encuentro; aldabonazos espirituales de anuncio o denuncia; interpelaciones o llamadas a la esperanza en que se siente concernido el lector; a veces son confidencias atrevidas que brotan del alma del autor; en ocasiones son una especie de himnos o salmos, de súplicas ardientes y de vibrante acción de gracias a Dios».
Fuente: ABC sociedad 08.10.2016 (Publicado: 18/05/2018)

¿Qué es el Camino Neocatecumenal?

Este itinerario de formación católica iniciado por Kiko Argüello cuenta con cerca de 300.000 comunidades en todo el mundo

Kiko Argüello junto a Carmen Hernández - ABC

Con cerca de 300.000 comunidades en 135 países, 120 seminarios internacionales y un millón y medio de seguidores, el Camino Neocatecumenal se ha convertido en una de las realidades eclesiales con más vitalidad dentro de la Iglesia.
La cuna de este itinerario de formación católica fue un barrio periférico de Madrid, donde un joven veinteañero y estudiante de Bellas Artes decidió fijar su hogar entre los más pobres en busca de una experiencia cristiana más auténtica. Ese joven era Kiko Argüello. En esas barracas nació en 1964 esta nueva síntesis teológica-catequética que se ha convertido hoy en un itinerario de fe que siguen miles de personas alrededor de todo el mundo.
En esas barracas del barrio de Palomeras, Kiko Argüello conoció a Carmen Hernández, una joven de buena familia, que decidió dejar el próspero negocio familiar para entregar su vida a la Iglesia.
Carmen ha sido el «alma» del Camino Neocatecumenal, aseguró Kiko Argüello tras su muerte el 19 de julio de 2006. Carmen era la más pequeña de ocho hermanos y estaba destinada a ser la heredera del próspero negocio familiar. Su padre era el propietario de una de las industrias de arroz más importantes de España. Por eso a nadie resultó extraño que Carmen cediera a los deseos de su progenitor y acabara en 1958 una Licenciatura en Química con las máximas calificaciones. Incluso durante sus primeros años de profesión trabajó en la empresa familiar, que luego abandonó para seguir su verdadera vocación: ser misionera.
Esa pasión por anunciar el Evangelio en los territorios de misión la había descubierto siendo muy pequeña en la escuela que la Compañía de Jesús tenía en Javier. Allí pasó buena parte de su infancia, pese a que había nacido en Ólvega (Soria) el 24 de noviembre de 1930. La figura de San Francisco Javier había marcado tanto los primeros años de su vida que decidió entrar en 1959 en el instituto femenino las Misioneras de Cristo Jesús con el objetivo de evangelizar en la India. Como preparación, estudió Teología y se trasladó a Londres para aprender inglés. Sin embargo, un cambio en la dirección de esa institución impidió que Carmen llegara finalmente a su destino.


Decepcionada, se trasladó a Barcelona, donde conoció al padre Pedro Farnés Sherer, profesor en el Instituto Litúrgico de París, que por entonces trabajaba en la renovación litúrgica que preparaba el Concilio Vaticano II. Esa profunda renovación conciliar que implicó redescubrir la Eucaristía, la centralidad de la Pascua, la importancia de la catequesis y la necesidad de una iniciación cristiana en la parroquia orientaron a Carmen hacia lo que después se convertiría en el Camino Neocatecumenal.
Desde entonces el Camino se ha extendido por 135 países, con un total de 21.300 comunidades en 6.270 parroquias. Cuenta además con 120 seminarios «Redemptoris Mater» en los cinco continentes con un total de 2.300 seminaristas. En estos momentos hay 1.668 familias misioneras organizadas en 134 misiones en Europa, 46 en Asia, 18 en América, 9 en África, 8 en Oceanía y una en Oriente Medio.
Fuente: ABC sociedad 17.05.2018 (Publicado: 18/05/2018)

9 hijos y 9 años como familia misionera del Camino Neocatecumenal en Serbia

  Esta familia malagueña lleva nueve años como misionera  del Camino Neocatecumenal en Serbia, país de mayoría  ortodoxa y que ha vi...